LA GENTE NO HACE LO QUE QUIERE, SINO LO QUE PUEDE
Vivimos en un mundo lleno de injusticias, en donde la sobreexigencia en uno mismo es más algo cotidiano que una excepción. Mi trabajo con muchos pacientes en gran medida va encaminado a trabajar justamente dicha exigencia. Y la trabajamos de manera particular, pero me parece que también tiene una carga social enorme.
Últimamente he llegado a la conclusión de que tenemos unas ideas románticas de lo que debe ser el mundo, que en definitiva no hay cómo alcanzarlo.