Exijo una nueva palabra

14 abril, 2020 Desactivado Por Rosa María Quesada

     Recuerdo mi sorpresa cuando la doctora me prestó su estetoscopio para escuchar: ¡¡sonaban a trescientos caballos galopar a todo lo que daban!!!  En realidad era el corazón de mi hermano latiendo adentro de mi mamá.  ¡Fue tan emocionante pensar que eran dos personas en lugar de una!… Muuuchos años después, cuando otro ginecólogo me enseñó a mi hija en el ultrasonido, moviéndose adentro de mí sin que yo diera la orden, ¡me volví a impresionar por la misma causa:  ¡éramos dos personas, y no una!

Con esto quiero decir que no hay relación humana más grande que aquella que conecta la creación de un cuerpo con otro. O sea, las mamás y los papás con sus hijos e hijas.  ¡Somos realmente creadores cuando concebimos a un nuevo ser humano!  Transformamos la nada en el todo.

Tan poco entendemos ese poder que  lo minimizamos, creo yo.  Pero aquí es donde la marrana torció el rabo.  ¿Nos podemos llamar madres y padres por el hecho de haber tenido un bebé, de haber participado en su creación, o de haberlo cargado por nueve meses? ¿Ya?¿Con eso es suficiente?

¿Es lo mismo ser mamá/ papá  de alguien que haberlo concebido?

Mi opinión es que no, que son cosas distintas, que debería de haber dos palabras para nombrar a unos y a otros.  Para los primeros, los que viven la magia creadora, todo es diversión, placer, y alguien o algo les dio ese superpoder de engendrar ¡de a gratis! 

Miguel Ángel dijo que las esculturas ya estaban dentro de las piedras. Él solo se dedicaba a desempolvarlas.  Pero crear algo no siempre da como resultado una obra de arte, por más que Miguel Ángel lo asegure.  Uno puede echar a perder materiales invaluables por falta de competencia (lo he vivido), y también producir grandes bellezas a partir de materiales reciclados.

Echar a perder a un ser humano por no haberlo sabido tratar como debería es tan triste como genial es haberlo podido formar…pero hoy no voy a hablar de todas esas almas que inician con ese enormisisisísimo déficit. Voy a hablar de los que nacimos del lado brillante de la calle (the sunny side of the Street), y que me hace incapaz (o debería) de quejarme de nada, porque tener padres formadores es el mejor regalo del universo. Trataré de hacer una clasificación limitada pero interesante de todos los que al decir SI a la paternidad han vivido en carne propia los mejores milagros de la vida.

  1. Los que se sacaron al tigre en la rifa. Oséase, que ni siquiera sabían si estaban en una relación seria o no, pero eso sí, ¡bien divertida! Y que resulta que hay que ir comprando Gerbers…. Ya sé que muchos acaban cantando “Yo no me llamo Javier”, pero hay otros que se ponen bravos y dicen, ¡pues cómo de que no!  Y cambian de vida.  Conozco varias parejas así. Por ejemplo una que acabó dando a luz en un hospital con letreros de luces neón. Esa niña fue motivo de muchas alegrías, como seguramente ocurrirá en muchas familias.
  2. Los que pagaron el boleto.  Estas personas se me hacen realmente de las más sabias del planteta.  ¿Si mi cuerpo no me da, por qué no aceptar un niño ya con pañales y todo?  ¡Wow!  Para ellos tendría que inventarse OTRA palabra que significara algo así como MIS MAYORES RESPETOS, porque solitos, ahí van,….ahora sí, que el que “el que por su gusto muere…”  Son las familias más felices, más comprometidas, porque lo decidieron, porque se dieron el chance de vivir la experiencia, nomás porque sí.  Conozco una familia que ha adoptado tres hijos, ¡y si vieran que todos se parecen!
  3. Las mamás de las mamás. ¡Qué bárbaras! Llegan las niñas con el Domingo siete, y ¿qué dicen? Pues aquí vamos otra vez. Y son la abuelas más tiernas, más generosas, más increíbles.  ¡Qué barbaras, repito!  Y lo digo porque yo estoy en edad, y con posibilidades, pero no sé si sería capaz.
  4. A los que les abrieron las puertas cuando pasaban por ahí. Pues sí, de película. Que te lo dejaron en herencia, que se vino a vivir contigo porque los papás vivían muy lejos, que se quedaron solos los dos en una isla desierta…karma, amigos, karma.  Cuando te  toca ,te toca. Y lo más divertido de esto es que puede caerte cuando ya habías pensado que se te había pasado el tren.  A una conocida le tocó hacerse cargo de unos gemelos de una prima lejana,  y a otra a la adolescente imprudente, hija de su hermana. Dios guarde la hora.
  5. Los papás de Alicia, la del espejo. En su afán de crearse identidad, muchos hijos, antes de que seamos padres, creemos que lo mejor que nos puede pasar es ser exactamente el opuesto de aquéllos que nos crearon.  Mi hija, cuando estaba buscando carrera, me dijo que estaba confundida, pero que tenía claro una cosa: nunca sería ni abogado ni maestra ¿adivinen qué son sus padres?  A otros hijos les da por poner tierra de por medio:  que se van a España para vivir su sexualidad como quieran, que se van a Estados Unidos para no acabar como sus padres, que se van a Inglaterra y luego hablan solo para decirle a su mamá que gracias por todas las hipocondrias que le heredó, que se quejan de por qué no les obligaron a estudiar ballet a fuerzas aunque ellas hubieran dicho que no…”¡Yo no te pedí nacer!” Dicen algunos otros.  ¿Y qué creen?  Esos padres que merecen otra palabra nueva solo para ellos, siguen ahí, y se aguantan, y abrazan a sus hijos, y les enjugan sus lágrimas.
  6. Los que llevamos en el corazón. Y todo este rollo no es más que un pretexto para hablarles de mi papá.  Hace cuatro meses que se murió, hace ocho que no lo veo.  Quise aprovechar este espacio muy egoístamente para hacerle un homenaje.  Como acabo de enlistar, sé que no es el único que se lo merece, pero, ¿cómo les digo?  Mi papá fue MI PAPÁ.  Y con la buena suerte de que fuera de los que son soles, son faros, son sonrisa, son el abrazo que esperas, que te salva, que te hace, no solo imaginar mundos mejores, sino que sabes que existen. Quiero darle las gracias por lograr ese Nirvana que es  ser padre por trabajo y no por gracia divina.

 

No puedo más que aceptar que estoy en deuda porque me gané algo más grande que el avión presidencial:  un padre que me hizo sentir digna de amor.  Si ustedes tienen la dicha de estar de este mismo lado de la suerte, den gracias cuando se vean al espejo y encuentren en él algo de él/ella, cuando escuchen sus palabras en las suyas propias, cuando encuentren respuesta en sus eternos consejos, cuando se vuelvan a reír con sus chistes de siempre.

Ya sé, es políticamente incorrecto andar promoviendo tener hijos, pero, si ya los tienen, quiéranlos.  Eso, no se paga con nada.

Abril 14, 2020

Rosa María Quesada

Columna

Pedagoga mexicana interesada en la literatura como forma de crecimiento.

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